Imperio Bizantino es un término moderno que hubiera resultado sumamente extraño a sus contemporáneos, que se consideraban a sí mismos romanos, y a su Imperio el Imperio Romano. El nombre en griego original era Romania o Basileía Romaíon, traducción directa del nombre en latín, Imperium Romanorum. Era denominado "Imperio de los Griegos" por sus contemporáneos de Europa occidental. Sus habitantes como rumis, calificativo que por extensión acabó aplicándose a los cristianos en general, y en especial a aquellos que se mantuvieron fieles a su religión en los territorios conquistados por el Islam.
La expresión Imperio Bizantino fue una creación del historiador alemán Hieronymus Wolf, quien en 1557 un siglo después de la caída de Constantinopla lo utilizó en su obra Corpus Historiae Byzantinae para designar este período de la historia en contraste con las culturas griega y romana de la Antigüedad clásica
Origen
Para asegurar el control del Imperio Romano y hacer más eficiente su administración, el Emperador Diocleciano, a finales del siglo III, instituyó el régimen de gobierno conocido como tetrarquía, consistente en la división del Imperio en dos partes, gobernadas por dos emperadores augustos, cada uno de los cuales llevaba asociado un vice-emperador y futuro heredero césar. Tras la abdicación de Diocleciano el sistema perdió su vigencia y se abrió un período de guerras civiles que no concluyó hasta el año 324, cuando Constantino I el Grande unificó ambas partes del Imperio.
El declive del Imperio (1056-1261)
Tras el período de esplendor que supuso el Renacimiento Macedónico, en la segunda mitad del siglo XI comenzó un período de crisis, marcado por su debilidad ante la aparición de dos poderosos nuevos enemigos: los turcos selyúcidas y los reinos cristianos de Europa occidental; y por la creciente feudalización del Imperio, acentuada al verse forzados los emperadores Comneno a realizar cesiones territoriales a la aristocracia y a miembros de su propia familia.
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